CARTA DE 6TO SECUNDARIA

CARTA DE 6TO SECUNDARIA LEIDA DURANTE LA CELEBRACION DE LA MISA DE LA FLOR BLANCA:
Cuando pienso en el Colegio María Auxiliadora, la primera palabra que se me viene a la mente es CASA, la casa en la que tengo ese abrazo constante que nos acompañó durante todos estos años y que ahora es tiempo de salir y multiplicarlo. Me siento en mi casa porque sé que si no nos sentimos bien, los que están en mi casa se preocupan por nosotros, como también festejan con nosotros cuando queremos festejar. Fiestas que se vuelven enormes por el simple hecho de estar todos en la misma sintonía, de querer disfrutar y recordar una fecha en especial. Fechas que se vuelven especiales por estar todos juntos celebrando algo en comunidad. Así como lo fue el día de la gratitud de hace dos semanas, más allá de poder conocer nuestras raíces (lo cual fue muy significativo) se gestó un ambiente de alegría constante que nunca paró en nuestra casa, la diversión se sostuvo desde nuestros abuelos y profesores hasta los chicos de primero secundaria. Aquel abrazo constante que logra hacernos sentir en casa; ese abrazo que nos dio fuerzas a todos cuando afrontamos el hecho de que la Hermana Fulvia no estaría más con nosotros físicamente. Nuestra querida Hna. Fulvia. Nos tocó pasar por un momento muy difícil este año, el cual todavía lo sobrellevamos todos juntos; cada uno a su tiempo, pero con la satisfacción de saber que nos apoyamos entre todos. El abrazo constante de nuestros asistentes y David (especialmente el de nuestra querida Mery), nuestros ángeles custodios siempre listos para retarnos, cuidarnos o prestarnos el termo con el mate… siempre listos para escucharnos y darnos una mano, no importa que sea. Es importante para alguien sentir que tiene apoyo. Le genera confianza, cariño y seguridad, y el colegio nos lo brindó todos estos años por medio de ese abrazo constante. Nuestros profesores y directivos, que nunca dejaron y dejan de resaltar el estar, dándonos la esperanza de todo va a ir mejor en algún momento y que eso no nos frene para soñar, como lo remarcaba Fulvia siempre. La posibilidad del colegio de poder ser mejores personas, de aprender y poder llegar a ser como Don Bosco realmente lo quería: “Buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Festejar su bicentenario con la obra de teatro, que requirió tanto tiempo y tanta dedicación, para que nosotros podamos vivir experiencias como esa que uno las recuerda siempre. Los proyectos solidarios, la oportunidad de conocer que es misionar que nos mostraron la otra cara de la realidad, por la cual pudimos hacer algo. Por último, les damos gracias a nuestros papás y a la gente cercana que sentimos familia, que no dejaron nunca desde que estuvimos en sus vidas de regalarnos ese abrazo sin fin. Gracias por elegir este colegio, que nos deja ser protagonistas de nuestra propia historia, guiándonos como hacen ustedes hacia lo mejor, sin dejar de contar con el infinito y acogedor manto de María Auxiliadora.

AL FINALIZAR LA MISA LOS CHICOS LE OBSEQUIARON A LA COMUNIDAD DE HERMANAS UNA PLACA RECORDANDO A LA QUERIDA HERMANA FULVIA.